Cristina, una residente de Arizona, es la mamá orgullosa de dos hijos, Aaron y Curtis.
A edad temprana, Curtis comenzó a mostrar signos de desafíos en el desarrollo y posteriormente se le diagnosticó autismo y enfermedad de Asperger. Como resultado, Curtis debe recibir medicamentos y tratamientos diarios para ayudar a controlar sus afecciones.
Para ayudar a su hijo a obtener las recetas que necesitaba, Cristina volvió a trabajar para tener una cobertura de seguro. Pero para sorpresa de Cristina, cuando fue a recoger los medicamentos de su hijo, la farmacéutica le dijo que su plan de seguro no cubría el tratamiento recetado por el médico y que necesitaría cambiar a un medicamento menos efectivo o pagarlo de su propio bolsillo.
Aaron se sintió increíblemente frustrado porque el seguro de su familia no cubriría los tratamientos que su hermano necesitaba. No comprendió cómo podrían pasar por encima de la experiencia del médico y tomar una decisión sin fundamentos sin conocer a Curtis. Cristina compartió: “Llevó mucho tiempo muy valioso que mi hijo pudiera comenzar su tratamiento”.
Tanto Cristina como Aaron sienten que las compañías de seguros y sus gerentes afiliados de beneficios farmacéuticos (PBM) se preocupan más por el dinero que pueden ganar que por el bienestar de Curtis.
Su familia se unió a Voters for Cures y ahora promueve continuamente que los legisladores regulen a los intermediarios en nombre de Curtis. Para obtener más información sobre su historia, haga clic aquí.